Me dio mucha tristeza ver como había personas que hacían caso omiso a los mensajes (violentamente publicitarios) del parque, y a las recomendaciones de cada guía: que decían que no se les de de comer a los coatíes, porque esto los enferma, porque esto los sigue atrayendo hacia los lugares donde más transita la gente. Y sin embargo, más de un adulto peleaba con ellos. Tiraba migas a los pájaros, dejaba latas y restos de comida para atraerlos como si todo fuera un juego. Como si tuvieran la potestad y el derecho de hacer uso y abuso de estos animales.
Si bien el recorrido es muchísimo más corto (con medio día basta), transitar esta otra cara del parque es una experiencia maravillosa. Los senderos en este lado del parque acercan una vista panorámica de cada salto, pero la atracción principal es la vista espectacular de la Garganta del Diablo.
La excursión al Parque Foz Do Iguazú suele ofrecer además un almuerzo (todo incluido!) muy recomendable, la visita al parque de las aves y el paso por el Duty Free. El parque de las aves funciona como reserva ecológica: han rescatado a miles de especies en extinción. Yo no soy amante de estos lugares: si bien son animales que fueron rescatados, hay miles y miles que nacieron en cautiverio, y así viven. No me gusta fomentar la visita a este tipo de parques, pero debo admitir que es la segunda vez que me pasa que ingreso pensando que me voy a encontrar con otro panorama. Y no es así; porque si bien el concepto es diferente al de el zoo, en la realidad no es tanta la distancia que los separa. Creo que es un ámbito en el que hay que seguir reflexionando, cambiando costumbres y reinventando nuestros valores para vivir la naturaleza de otra manera, respetándola en su totalidad y no interviniendo en cada paso.
Otro de los lugares que me encanta en Iguazú es la Aripuca. Este nombre fue dado por el pueblo Guaraní a la trampa creada para cazar animales. Si el animal que queda atrapado no es adecuado, simplemente es liberado sin daños, ya que el único fin de este instrumento es la alimentación del humano. Este predio tiene en su centro una recreación de la Aripuca de 500.000kg y 17mts. de altura. Con ello, se pretende generar conciencia sobre la trampa que estamos construyendo: si no tomamos conciencia de nuestros actos y del desinterés por el medio ambiente que hemos generado, caeremos en nuestra propia trampa: pisaremos el palito y quedaremos atrapados por nuestras acciones.
Iguazú, como tantos otros lugares que nos rodean, tiene una energía renovadora. Su pueblo, su historia, la forma en la que cada habitante te recibe. Todo hace que uno vuelva de otra forma. En cada esquina hay un emprendimiento, hay arte, hay construcción, hay sabor. Hay artesanos mostrando sus manualidades, hay personas dispuestas a abrirnos las puertas de su casa. Hay guías que nos quieren hacer reflexionar. Hay pueblos olvidados, que construyen monumentos para que pensemos hacia donde vamos como sociedad. Volvería a Iguazú una y mil veces, para poder seguir conociendo su historia, para poder acercarles un poco más de todo aquellos que tiene…