A metros de este hotel se encuentra Calton Hill, una colina con varios monumentos de estilo neoclásicos y una vista panorámica de la ciudad impresionante.
Como todo en Edimburgo, esta colina está plasmada de historia, que se revive a cada paso: se creó como un campo deportivo, luego se utilizó para entrenamiento militar y terminó funcionando como un hospital para leprosos. Entre los monumentos que han sobrevivido a tanta vida, se destacan The National Monument of Scotland, Dugald Stewart Monument, The Nelson Monument y City Observatory.
El Castillo de Edimburgo es otro de los grandes emblemas que tiene la ciudad. Pudimos recorrerlo en aproximadamente medio día. Se encuentra en la colina de Castle Hill y su única vía de acceso es a través de la Royal Mill, que es la avenida más transcurrida de la ciudad. Por esta avenida también se llega hasta el Palacio de Holyroodhouse.
Se construyó como fortaleza militar en la Edad Media, y a lo largo de su historia pasó a ser dominio de diferentes reyes a raíz de la Guerra de la Independencia de Escocia.
Gracias a su historia, hay varias salas y museos para recorrer y para poder conocer y reconstruir a lo largo del paseo un poco de sus vivencias.
Atravesando la Royal Mill se encuentra el Palacio de Holyroodhouse, donde se instala la Reina de Inglaterra cuando está en la ciudad y donde han vivido los anteriores monarcas de Escocia.
Como todas las excursiones, uno tiene la opción de contratar la audio-guía y pasar el resto del día visitando el Castillo mientras se empapa de su historia.
Luego de recorrer este Palacio, seguimos con el Parlamento y subimos al Holyrood Park para acceder a una vista panorámica alucinante de la ciudad.
Una de las experiencias que no hay que perderse en esta ciudad es recorrer el Mary King’s Close. En el siglo XVII fue uno de los callejones más transitados de Edimburgo, donde se concentró la mayor cantidad de enfermos de la época.
Por ese entonces, cuando la ciudad comenzó a modernizarse, el callejón iba a quedar sepultado. sin embargo, tan solo se clausuro su ingreso y se desarrollo la ciudad por encima, quedando a unos 20 metros de profundidad.
Nuestro último día en Edimburgo fue maravilloso: la recepcionista del hotel nos aconsejó tomar el tren a Stirling para poder conocer su castillo y apreciar un poco más de la historia de esta gran capital. Asique le hicimos caso, y fue una excelente decisión!!!
Desde la terminal de Edimburgo a Stirling hay aproximadamente 1 hora de viaje. Nada. Y en ese trayecto se puede apreciar un paisaje alucinante.
Si bien es la ciudad más pequeña de Escocia, supo ser la protagonista durante la Guerra de la Independencia. Por su lugar estratégico, se sabia que si se conquistaba Stirling, se conquistaba Escocia.
Por alguna extraña razón no todo el mundo ama esta parte del mundo. Bajo mi percepción es un destino mágico, que vibra en cada rincón. Que espera ser descubierto, apreciado.
Yo lo elijo, lo recomiendo una y mil veces. A quienes aman la historia, las ciudades llenas de intrigas, la arquitectura plena.
Edimburgo es historia, arquitectura, arte. Es la madre de grandes figuras de la guerra y la economía. Está atravesada por el dolor, la sangre. Fue criada desde el sufrimiento. Y eso se percibe.
En cada calle, cada monumento histórico. Cada recomendación que te da un ciudadano.
Hoy en día su historia se respeta. Se conoce. Se cuida. Se reconstruyó valoró.
http://www.viajaredimburgo.com/mary-kings-close.php